Cortar la cebolla finita. Colocar en una sartén antiadherente o doble fondo a fuego muy bajo con aceite de oliva y tomillo.
Condimentar con sal desde un principio para que ayude a largar todo el líquido. Cocinar por 1 hora aproximadamente siempre a fuego muy bajo cuidando de que no se quemen. Llega a reducir su volumen a ¼.
Con éste tipo de cocción larga y lenta, que se llama caramelizar, vamos a deshidratar la cebolla y ahí es cuando va a empezar a soltar su azúcar, y a transformarse.
Toma un color marroncito y sabor dulzón. Al no tener agua, no nos va a humedecer la tarta.
Una vez logrado este resultado, retirar y enfriar.
En una asadera enmantecada extender las masas. Con un cuchillo, marcar sin llegar a cortar del todo, por el borde de la masa dejando un margen de 2 cm aproximadamente.
Dentro del rectángulo marcado, agregar las cebollas, los higos y las nueces picadas groseramente.
Cocinar en horno fuerte hasta dorar la masa. Un minuto antes de salir del horno agregar el queso gruyere en fetas o el queso azul desgranado.
Retirar del horno y espolvorear con perejil picado.
